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Yendo en camino desde Piriápolis hacia el Castillo de Piria, a la izquierda de la ruta que va a Pan de Azúcar, se puede apreciar una iglesia en ruinas. Esta iglesia fue diseñada y financiada por el propio Francisco Piria, quien planeaba donarla a la Iglesia Católica, pero la Curia decidió no aceptarla, un hecho que ha generado muchas especulaciones a lo largo del tiempo.
Esta decisión fue sorpresiva, ya que la iglesia estaba destinada a ser el centro del Pueblo Obrero, ubicado en una plaza proyectada con dos diagonales como calles principales. A pesar de que algunos han intentado explicar el rechazo por la supuesta filiación masónica de Piria, este motivo no parece ser convincente, ya que su vinculación con la masonería fue breve.
Una de las características más intrigantes de esta iglesia es su orientación hacia el Este, siguiendo las antiguas Leyes de Indias, un detalle arquitectónico que solo se observa en las iglesias más antiguas de América del Sur. Curiosamente, esta misma orientación es también común en logias masónicas y templos de cultos antiguos.
Según algunos estudios, el diseño de la iglesia buscaba un efecto especial durante el equinoccio de primavera. Se especula que un rayo de sol, atravesando el rosetón, iluminaría un punto específico del altar. Aunque algunos creen que Piria podría haber dejado un poco de polvo de proyección (sustancia alquímica para la transmutación) en ese punto, esta teoría es poco probable. No obstante, es posible que Piria tuviera otros objetivos, como dejar un documento o medalla de oro alquímico, como prueba de sus conocimientos alquímicos.
El edificio, cada vez más deteriorado, fue utilizado como carpintería en tiempos pasados, y durante un breve periodo en los años 90, pareció que sería reconstruido para cumplir su propósito original. Sin embargo, este esfuerzo no prosperó, y la iglesia ha permanecido en manos privadas.
En la actualidad, la iglesia ha recibido un poco más de atención. Se ha colocado un cartel explicativo y se ha hecho un esfuerzo por mantener los pastos bajos, intentando darle cierto atractivo turístico sin una inversión significativa. Aunque el estado ruinoso es parte de su atractivo, es triste ver cómo año tras año se deteriora más. Quizás, una intervención que conserve su estado de “sin terminar” pero lo estabilice sería la mejor opción para preservar tanto su valor histórico como su potencial turístico.
Al igual que el Castillo de Piria, este es un lugar cargado de energía y ofrece vistas espectaculares, aunque no se ha aprovechado plenamente su potencial como sitio turístico e histórico. Mejorar su estado y cercar las áreas circundantes podría evitar que sea utilizado como depósito por los vecinos y mantener su mística intacta.
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