Perfil
Entrar en Fun House es como abrir una puerta a otra época, un lugar donde las luces de neón y los sonidos de fichas cayendo en las máquinas crean una atmósfera única. Para los que crecimos en la era dorada de los arcades, este rincón de Piriápolis es un verdadero tesoro nostálgico, y para las nuevas generaciones, sigue siendo un espacio de diversión genuina lejos de las pantallas táctiles y los juegos en línea.
Variedad de juegos para todas las edades
El salón ofrece una variedad de juegos que abarcan distintas décadas. Desde clásicos inmortales como Pac-Man, Daytona USA y Mortal Kombat, hasta opciones más recientes como Need for Speed, hay algo para cada tipo de jugador. Para los más pequeños, hay juegos de autitos con movimientos y sonidos, un carrusel y el infaltable Whac-A-Mole, donde la misión es golpear a los topos con un martillo de goma antes de que desaparezcan.
Juegos de habilidad y competencia
Los juegos de habilidades físicas no se quedan atrás. Hay máquinas de basketball donde se puede competir para encestar la mayor cantidad de veces, así como los populares juegos de disparos en primera persona, donde se avanza de nivel eliminando enemigos en pantalla. Además, existe una sección con varios flippers, que alguna vez fueron considerados un entretenimiento exclusivo para los más grandes. Aunque hoy ya no existen esas restricciones, sigue siendo curioso ver cómo este tipo de juegos conservan su mística.
Tejo y pool, diversión para todos en Fun House
En la parte trasera del local, los amantes del tejo encontrarán varias mesas disponibles, aunque hay que recordar que para jugar se necesitan dos fichas en lugar de una. Aún más al fondo, se encuentra la zona de pool, con varias mesas listas para quienes prefieran este tipo de desafío.
Un cine convertido en salón de juegos
Lo que muchos no saben es que el edificio que alberga Fun House solía ser un cine. Si se presta atención a la estructura, especialmente en el fondo del salón, aún pueden verse vestigios de su antigua función, lo que le da un encanto especial al lugar.
Aspectos a mejorar y recomendaciones
A pesar de que algunas máquinas están fuera de servicio y el sitio podría beneficiarse de algunas mejoras, sigue siendo un espacio valioso en tiempos en los que los arcades están en peligro de extinción. Hay que destacar que aquí no se acepta débito, por lo que es fundamental llevar efectivo para comprar las fichas. No hay sistema de tarjeta recargable como en los shoppings, lo que le da ese toque de autenticidad de la vieja escuela.
Conclusión: Un lugar para revivir la nostalgia
En definitiva, Fun House es más que un salón de juegos: es un pequeño viaje en el tiempo que permite disfrutar de una diversión clásica y atemporal. Para quienes lo visitan, es una oportunidad de revivir esos momentos de infancia y compartir la experiencia con las nuevas generaciones.
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